La importancia de estas actividades radica en su capacidad para preparar a los alumnos para un futuro cada vez más digitalizado.
En la escuela rural, el taller de computación y robótica no solo es una ventana al mundo exterior, sino un medio para empoderar a los estudiantes y dotarlos de las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
Al
fomentar la curiosidad y la resolución de problemas, se construyen cimientos
sólidos que permiten a estos jóvenes rurales no solo adaptarse, sino también
liderar en la era digital que se avecina. En este taller, la tecnología se
convierte en un aliado que rompe barreras y transforma sueños en realidades.
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